
El cifrado se encuentra en una encrucijada. Horas antes de que la Comisión Europea publique la próxima gran normativa para la actividad digital, el Consejo de la Unión Europea ha emitido una resolución que reabre el debate sobre la privacidad y la seguridad en el entorno digital. El Consejo plantea la necesidad de seguridad a través del cifrado y también de seguridad a pesar del cifrado. Este matiz introduce una preocupación legítima en la comunidad experta y en los defensores de los derechos digitales.
El cifrado, especialmente el cifrado de extremo a extremo, es hoy uno de los pilares de la privacidad y la protección de datos personales, reconocido internacionalmente por la ONU, la Comisión Europea y la Agencia de Ciberseguridad de la Unión Europea. La base de este sistema es sencilla: sólo los usuarios que participan en una comunicación pueden acceder al contenido, quedando fuera intermediarios, operadores y administraciones.
La controversia sobre las puertas traseras es conocida. El caso Apple-FBI tras el atentado de San Bernardino ejemplifica el riesgo: crear una llave de acceso excepcional pone en jaque la seguridad de todos los dispositivos. Una vulnerabilidad, una vez introducida, no es exclusiva para las autoridades: también se convierte en un objetivo prioritario para atacantes y grupos criminales. Ejemplos recientes en Francia y Reino Unido muestran la presión política para instaurar mecanismos de acceso especial en nombre de la seguridad nacional, pero la reacción de la sociedad civil ha sido clara: debilitar el cifrado de todos en beneficio de unos pocos es renunciar a la privacidad colectiva.
Plantear la discusión como un dilema entre privacidad y seguridad es una simplificación errónea. La experiencia y la investigación jurídica y técnica coinciden en que la protección de datos y la seguridad pública pueden coexistir si se abordan con intervenciones judiciales individualizadas y nunca con un debilitamiento general de la infraestructura digital. El consenso técnico es claro: no es posible una puerta trasera segura. Tecnologías avanzadas como el cifrado homomórfico sólo sirven en situaciones muy concretas y no son una solución global. Las medidas masivas, por el contrario, debilitan el conjunto del sistema.
La resolución del Consejo de la UE es, sobre todo, una señal política. Europa busca equilibrar derechos fundamentales y exigencias de seguridad, pero la preservación del cifrado de extremo a extremo sigue siendo esencial para la confianza digital y la soberanía tecnológica europea. La experiencia reciente demuestra que la confianza en el entorno digital se sostiene sobre certezas matemáticas y técnicas, no sobre excepciones legales o tecnológicas. Renunciar al cifrado fuerte es renunciar a la privacidad, la seguridad colectiva y, en último término, a los valores democráticos que Europa quiere proteger.
https://www.newtral.es/seguridad-a-pesar-cifrado-puertas-traseras-ue/20201216
Velacruz Andeme Micha Ayaba