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La Generación Z, formada por jóvenes que han crecido en la era digital, enfrenta una paradoja preocupante: a pesar de estar siempre conectados a la tecnología, su capacidad para utilizarla de manera segura es limitada. Aunque son nativos digitales, muchos carecen de conocimientos básicos en ciberseguridad, lo que los hace vulnerables a fraudes en línea y otros riesgos.
Una reciente encuesta de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) indica que más de la mitad de los jóvenes de entre 18 y 29 años tiene un conocimiento muy limitado sobre cómo protegerse. El 57% de los encuestados reconoció saber muy poco sobre ciberseguridad, lo que incrementa su exposición a diversas amenazas, como el robo de información personal y financiera. Esta falta de conocimiento no solo dificulta su capacidad para identificar fraudes, sino que también los hace más susceptibles a caer en engaños elaborados por ciberdelincuentes, quienes suelen aprovechar las vulnerabilidades en la seguridad digital.
Uno de los hallazgos más preocupantes es que el 28% de los jóvenes cree que los bancos pueden contactarlos a través de canales no oficiales, como mensajes de texto o aplicaciones de mensajería como WhatsApp, para solicitarles información sensible. Esta creencia errónea facilita el trabajo de los ciberdelincuentes, que imitan estos canales. Este déficit en el conocimiento sobre ciberseguridad no es exclusivo de los jóvenes. Sin embargo, la Generación Z parece estar especialmente expuesta debido a la falta de formación específica en este ámbito.
La encuesta también compara a los jóvenes con otros grupos de edad, revelando una sorprendente brecha digital. Aunque a menudo se asocia a los adultos mayores con una mayor vulnerabilidad a fraudes digitales, los datos muestran que, en términos de seguridad bancaria, los mayores de 65 años son más cautelosos que los menores de 30. Solo el 33,2% de los jóvenes sigue las recomendaciones de seguridad propuestas.
